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La sal y el pan

La Organización Mundial de la Salud y los profesionales sanitarios recomiendan que no nos pasemos con la sal. A diario, si nos quedamos por debajo de los 5 gramos es más que suficiente. Hablamos de una cantidad que equivale aproximadamente a una cucharadita de café. El problema para el consumidor es que se escapa de sus manos el control de la sal en muchos alimentos. Se estima que el 75 % de la sal ingerida proviene de productos elaborados, como los embutidos, los aperitivos salados, el queso, las pizzas… y también del pan: tres panecillos (180 g), que es la cantidad mínima que se recomienda consumir a diario de pan en la dieta mediterránea, aportan casi la mitad de la ingesta diaria de sal recomendada.

La baguette es el más salado y el de cereales, el que menos
Compramos pan fresco tipo barra, baguette, chapata, candeal, integral y de cereales en Alcampo, Carrefour, Dia, Granier, Hipercor, Lidl, Mercadona y Uvepan. Calculamos el aporte de sal diario con el contenido medio de sal de cada tipo de pan para una persona que consuma la cantidad diaria recomendada de este alimento, que son tres panecillos o tres cuartos de barra (180 g). Solo una de las 47 muestras analizadas supera el generoso límite que acordó el Ministerio de Sanidad con los panaderos, del 1,8 % de sal.

La baguette con un 1,5% de media es el pan más salado del estudio: la ración diaria aporta el 53% de la cantidad máxima de sal recomendada. Al contrario, el de cereales con un 1,2% de media es el pan fresco menos salado: la ración diaria aporta el 42% de la cantidad máxima de sal recomendada.

Comer pan fresco es sano
El pan fresco que compramos a diario en el súper, a pesar de ser poco artesanal, es un alimento bastante sencillo y nutritivo y es una fuente importante de hidratos de carbono. El integral, además, tiene la ventaja de añadir fibra, que no suele abundar en nuestra dieta. Por eso nos preocupa que en España el consumo global haya descendido y ahora mismo sea de 69 gramos, que equivale a un panecillo por persona al día. Puestos a quitar algo del carro de la compra, mejor eliminar otros alimentos procesados.

Otra cosa son los panes envasados, como el pan de molde. Su consumo medio no es muy alto, no llega ni siquiera a una rebanada al día por habitante. El inconveniente de los panes de molde es que, a los ingredientes habituales del pan, añaden dos de los que suelen sobrarnos en la dieta: algo de grasa, imprescindible para aportar el sabor y la textura característicos, y a veces un exceso de azúcares simples, que se usan para favorecer la fermentación y facilitar el tostado.

Evolución de la sal en el pan: observamos una tendencia alcista
En el acuerdo que firmaron en 2005 el Ministerio de Sanidad y los panaderos, se fijó como objetivo que el contenido máximo de sal en el pan fuese de 1,8 %. Nuestros análisis demuestran que los fabricantes han respetado y siguen cumpliendo ese convenio. Incluso es posible encontrar panes frescos con menos de un 1 % de sal. Todo apunta a que se estableció un límite para la sal bastante generoso y que hay margen para rebajarlo algo más..

Fuente: OCU

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